Cataluña goza de unos entornos naturales privilegiados. Desde la costa más salvaje hasta singulares paisajes marítimos únicos en Europa, desde caudalosos ríos llenos de vida hasta arroyos juguetones de alta montaña. Y en ellos, integrados a la perfección encontramos culturas y pueblos que han hecho de este territorio su casa y su sistema de vida. A estas alturas hablar del necesario respeto por el medio ambiente puede resultar una obviedad, pero no está de más recordar que cuando visitamos un espacio natural y pisamos su paisaje, pasamos a ser responsables de su conservación.
Y es aquí donde toma importancia el concepto del ecoturismo, que muchos ya practicáis sin conocer sus particularidades. Y es que cuando visitamos un pueblo de la llanura o del Pirineo o hacemos excursiones por circos montañosos estamos participando de un modelo turístico sostenible, que respeta los rasgos sociales y culturales diferenciales de la región. Mientras visitamos o paseamos estamos disfrutando y apreciando los atractivos de estos entornos naturales, y al mismo tiempo favorecemos el desarrollo local y el crecimiento de las empresas rurales que les dan vida y actividad económica.
El turista responsable es el que se sabe adaptar a las costumbres y tradiciones de los lugares que visita, y no a la inversa, y de esta manera enriquecemos más de lo que pensamos nuestra experiencia como visitantes. Dejaros llevar por lo que os propongan estos anfitriones que encontraréis por todos lados, empapaos de sus costumbres y olvidad lo que para vosotros es habitual y rutinario.
Y tened en cuenta que con una serie de acciones muy sencillas de aplicar podemos contribuir a practicar un turismo de naturaleza respetuoso y que minimice el impacto negativo sobre el medio ambiente y los destinos de Cataluña que visitamos. Hablamos de gestos tan simples como viajar en transporte público, en bicicleta o caminando, valorar especialmente las empresas y los establecimientos hoteleros que son respetuosos con el medio o respetar los ecosistemas de los lugares que visitamos, no dejando ni un solo rastro de nuestro paso y cumpliendo las recomendaciones que regulan la mayoría de espacios naturales protegidos.
Contribuir en la economía local de los lugares que descubrimos también es una manera de practicar el turismo responsable que beneficia a todos, y contribuiréis a desarrollar un modelo de turismo más respetuoso que aportará valor mientras disfrutáis de unas experiencias rurales y de naturaleza extraordinarias.
